Extraído de la Invitación: Un tema de todos El Museo de Arte Precolombino e Indígena no sólo ha cedido espacios a muestras de arte contemporáneo ajenas a su razón de ser. También ha buscado abrir sus puertas a manifestaciones artísticas abordadas desde un contexto conceptual y/o realizadas a partir de opciones matéricas que se conectan con el proyecto MAPI. Sucedió más de una vez con la fotografía, también con el arte textil, y estamos recibiendo ahora una instalación cerámica de Mercedes González. Esta propuesta se concretó a partir de una idea precisa, y de la voluntad de resolverla por parte de la artista. Se viabilizó debido a la confianza en una creadora que ha optado, a lo largo de un extenso trabajo, por realizar varias propuestas espaciales a partir de objetos que valen en sí mismos y se organizan como partes de una “narración”. Una creación que parte de los elementos primarios: la tierra, el agua, el aire sin el cual nada sería posible, y el fuego que les da posibilidad de ser. El cuerpo humano fragmentado, caras, manos, pies, y algunos detritus pétreos provocados por la acción devastadora de la naturaleza, son los protagonistas de un relato que ha elegido referirse a dos territorios de este continente sacudidos en forma reciente. El espectador se ve obligado a participar, transitando sobre una superficie inestable.
Ya había recurrido, reflexionando anteriormente sobre la propuesta de esta artista, a una cita de aquel filósofo existencialista que me atrapó en la adolescencia. Me había remitido a mis puntos de apoyo en el pensamiento occidental, para recordar que lo que planteaba Bergson hace ochenta años viene en realidad desde muy atrás en el tiempo, y ha inquietado a sucesivas generaciones. Si bien es cierto que la creciente capacidad de creación que ha tenido la humanidad en ciertas áreas –y a partir de determinados intereses– se ha acompañado de una acelerada posibilidad de destrucción que podemos vivir como algo incontrolable.
Llegó en estos días al museo un diplomático boliviano para hablar de proyectos comunes, y mi alusión al cambio climático y a la inquietud frente a numerosos episodios de rebelión de las entrañas de la tierra se cruzó, por pura casualidad, con la calma y el convencimiento de lo esencial desde otra cosmovisión. No recuerdo exactamente cuáles fueron sus términos, pero era una voz indígena que nos hablaba en nombre de “…los derechos de la Madre Tierra”.
Olga Larnaudie
“La humanidad gime, aplastada parcialmente por el peso de los progresos que ella misma hizo. No sabe plenamente que su futuro sólo depende de ella. Que tiene primero que decidir si quiere continuar viviendo…" Henri Bergson Las dos fuentes de la moral y de la religión. 1932. “No lo decimos ahora. Desde hace décadas los pueblos indígenas hemos advertido que los cambios climáticos confirman el quiebre de la relación armónica entre los hombres y la Madre Tierra, poniendo en peligro el futuro de la humanidad en pleno”. Miguel Palacín Quispe Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas. Lima, abril del 2010.